viernes, 23 de noviembre de 2012

TEMA 4. FORMACIÓN Y EXPANSIÓN DE LOS REINOS PENINSULARES. La repoblación por presura o libres.

La expansión cristiana hizo necesario poblar los nuevos territorios con cristianos para fortalecer su control. Fueron varias las formas de repoblación.
 
Hasta el siglo XI, los reyes dividían el territorio conquistado en circunscripciones formadas por una ciudad o villa, que actuaba como capital, y numerosas aldeas, en las que vivían campesinos libres, a los que los reyes  concedían tierras a cambio de que las cultivaran y defendieran.
Muchos de los nuevos pobladores procedían de territorios de la monarquía, pero otros eran mozárabes que emigraban desde Al-Ándalus.
Los reyes concedían fueros a estas comunidades, en los que otorgaban tierras, libertad y privilegios a la población. Así se repoblaron los territorios entre los ríos Duero y Tajo, y parte de los territorios del valle del Ebro.
A partir del siglo XI se conquistaron territorios enormes y muy poco poblados. Los reyes dividieron las tierras en grandes latifundios, que pasaron a manos de una familia noble, de la Iglesia o de una orden militar. Los campesinos que trabajaban estas tierras no eran libres generalmente, sino siervos de los nobles. Este sistema se utilizó en La Mancha, Extremadura, Baleares, Valencia, Murcia y Andalucía.
Lo más característico de las repoblaciones hispanas fue el hecho de ser llevadas a cabo en algunos casos por hombres libres, que pasaban a establecerse en el territorio en cuestión, recibiendo como propietarios la tierra en la que se asentaban. Esta ocupación, y el derecho de propiedad sobre la tierra, recibían el nombre de presura o aprisio. La repoblación según el derecho de presura constituye una de las causas de que en España el feudalismo tuviera menos intensidad que en otros países europeos.
 
 



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