Desde el siglo XII, los reyes se apoyaron en la burguesía, que necesitaba libertad personal y seguridad en sus actividades comerciales, para imponer su autoridad sobre la nobleza y garantizar la estabilidad del reino. Para ello:
- Los reyes concedieron a las ciudades cartas de privilegios, que hacían libres a sus habitantes y otorgaban monopolios comerciales y permisos para abrir mercados.
- Los burgueses concedían a los reyes recursos económicos para armar a sus ejércitos y enfrentarse a los nobles.
Los monarcas quisieron reconocer la importancia de la burguesía aceptando su presencia en las reuniones de las Cortes o Parlamentos. Allí, los representantes burgueses planteaban sus peticiones al rey a cambio de concederle dinero.
El empeño de algunas monarquías europeas por afianzar su poder y establecer fronteras claras entre los diferentes reinos causó conflictos graves, como la Guerra de los Cien Años (1337-1453) entre Inglaterra y Francia.
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